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El regreso de los años 2000: entre la nostalgia y el marketing emocional Si últimamente sientes que estás viendo mariposas, jeans de tiro bajo y celulares plegables por todas partes, no es coincidencia. Estamos viviendo un resurgimiento total de los años 2000 , y no solo en la moda. La música, las películas, los filtros de fotos y hasta los sitios web están reviviendo una época que, hasta hace poco, muchos juraban haber superado. ¿Pero por qué regresan los 2000 ahora? La respuesta está en una palabra clave: nostalgia . La generación que creció en esa década —millennials e incluso algunos centennials— está entrando en una etapa en la que mirar hacia atrás ofrece consuelo. En un mundo acelerado, con crisis globales, exceso de información y estrés constante, volver al pasado se siente como un respiro emocional . Un lugar donde todo parecía más sencillo, incluso si no lo era. Las marcas lo saben, y por eso vemos colecciones enteras inspiradas en Paris Hilton, campañas publicitar...

ML - 751 - UNA TARDE PARA DOS


 
 

 

La inteligencia animal: una mirada más allá del instinto

Durante mucho tiempo, se pensó que los seres humanos eran los únicos capaces de razonar, planificar, usar herramientas o mostrar emociones complejas. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que muchas especies animales poseen formas de inteligencia sorprendentes, que invitan a replantearnos nuestra relación con el mundo natural.

Primates como los chimpancés y bonobos han sido observados usando herramientas para obtener alimento, comunicarse entre ellos a través de gestos y sonidos, e incluso resolver problemas complejos. Los cuervos, aves a menudo subestimadas, pueden recordar rostros humanos, planificar acciones futuras y resolver acertijos que requieren lógica. Delfines y elefantes muestran signos claros de autoconciencia, empatía y duelo por miembros fallecidos de su grupo.

Estos descubrimientos no solo enriquecen nuestra comprensión de otras especies, sino que también nos obligan a reconsiderar qué significa realmente ser inteligente. La inteligencia no debe medirse únicamente por la capacidad de hablar o construir ciudades, sino también por la adaptación al entorno, la cooperación social, la memoria, la creatividad y la resolución de problemas.

La forma en que tratamos a los animales muchas veces refleja una visión limitada de sus capacidades. Al comprender que no somos los únicos con conciencia o emociones complejas, deberíamos sentir una mayor responsabilidad ética hacia su protección y bienestar. Los animales no son objetos ni recursos: son seres con experiencias, necesidades y formas únicas de percibir la vida.

En definitiva, la inteligencia animal no disminuye la nuestra, sino que la complementa. Nos recuerda que no estamos solos en este planeta como seres pensantes. Observar y respetar la mente animal puede enseñarnos tanto sobre ellos como sobre nosotros mismos: nuestra humildad, nuestra empatía y nuestro lugar en la red de la vida.


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